CUENTO CON ACTIVIDADES: ROSA CARAMELO

  • Resumen del cuentoEste cuento trata de una manada de elefantes y elefantas que viven de manera separada y hacen distintas actividades, incluso sus colores son diferentes. Los elefantes son grises, comen hierbas verdes, se bañan en el río, se revuelcan en el barro y duermen la siesta bajo los árboles. Las elefantas son rosas, no comen hierbas verdes, no se bañan en el río, no se revuelcan en el barro y no duermen la siesta bajo los árboles. Las elefantas viven encerradas en un jardín vallado, comen unas flores que no les gustan porque saben mal y llevan zapatitos, baberos, cuellos y lazos de color rosa para volverse más rosas. Los elefantes no se ponen nada para ponerse más grises, ni comen flores que saben mal. De entre todas las elefantas destaca una, Margarita, que es de color gris y por más que intenta comer las mismas flores que sus compañeras para volverse rosa, no lo consigue. Cuando ya se pierde la esperanza de que Margarita se vuelva rosa para que un elefante se quiera casar con ella, toma la decisión de salir del vallado, quitarse sus adornos rosa, y jugar a ser una elefanta libre igual que los elefantes que nunca han estado encerrados en el vallado. Su iniciativa sirve de modelo para que las otras elefantas hagan lo mismo.
  • Autora: Adela Turin.
  • Editorial: Lumen.
  • Año: 1976.
  • Edad recomendada: infantil y primer ciclo de primaria.








Había una vez en el país de los elefantes... una manada en que las elefantas eran suaves como el terciopelo, tenían los ojos grandes y brillantes, y la piel de color rosa caramelo. Todo esto se debía a que, desde el mismo día de su nacimiento, las elefantas sólo comían anémonas y peonias. Y no era que les gustaran estas flores: las anémonas- y todavía peor las peonias- tienen un sabor malísimo. Pero eso sí, dan una piel suave y rosada y unos ojos grandes y brillantes.

Las anémonas y las peonias crecían en un jardincillo vallado. Las elefantitas vivían allí y se pasaban el día jugando entre ellas y comiendo flores.
“Pequeñas”, decían sus papás, “tenéis que comeros todas las peonias y no dejar ni sola anémona, o no os haréis tan suaves como vuestras mamás, ni tendréis los ojos grandes y brillantes, y, cuando seáis mayores, ningún guapo elefante querrá casarse con vosotras”.
Para volverse más rosas, las elefantitas llevaban zapatitos color de rosa, cuellos color de rosa y grandes lazos color de rosa en la punta del rabo.

Desde su jardincito vallado, las elefantitas veían a sus hermanos y a sus primos, todos de un hermoso color gris elefante, que jugaban por la sabana, comían hierba verde, se duchaban en el río, se revolcaban en el lodo y hacían la siesta debajo de los árboles.
Sólo Margarita, entre todas las pequeñas elefantas, no se volvía ni un poquito rosa, por más anémonas y peonias que comiera. Esto ponía muy triste a su mamá elefanta y hacía enfadar a papá elefante.

“Veamos Margarita”, le decían, “¿Por qué sigues con ese horrible color gris, que sienta tan mal a un elefantita?¿Es que no te esfuerzas?¿Es que eres una niña rebelde?¡Mucho cuidado, Margarita, porque si sigues así no llegarás a ser nunca una hermosa elefanta!”
Y Margarita, cada vez más gris, mordisqueaba unas cuantas anémonas y unas pocas peonias para que sus papás estuvieran contentos. Pero pasó el tiempo, y Margarita no se volvió de color de rosa. Su papá y su mamá perdieron poco a poco la esperanza de verla convertida en una elefanta guapa y suave, de ojos grandes y brillantes. Y decidieron dejarla en paz.

Y un buen día, Margarita, feliz, salió del jardincito vallado. Se quitó los zapatitos, el cuello y el lazo color de rosa. Y se fue a jugar sobre la hierba alta, entre los árboles de frutos exquisitos y en los charcos de barro. Las otras elefantitas la miraban desde su jardín. El primer día, aterradas. El segundo día, con desaprobación. El tercer día, perplejas. Y el cuarto día, muertas de envidia. Al quinto día, las elefantitas más valientes empezaron a salir una tras otra del vallado. Y los zapatitos, los cuellos y los bonitos lazos rosas quedaron entre las peonias y las anémonas. Después de haber jugado en la hierba, de haber probado los riquísimos frutos y de haber comido a la sombra de los grandes árboles, ni una sola elefantita quiso volver nunca jamás a llevar zapatitos, ni a comer peonias o anémonas, ni a vivir dentro de un jardín vallado. Y desde aquel entonces, es muy difícil saber viendo jugar a los pequeños elefantes de la manada, cuáles son elefantes y cuáles son elefantas,

¡¡Se parecen tanto!!





  • Actividades: 

¿Qué pasará…? Después de ver la portada del cuento se les pide al alumnado que digan de qué creen que va a tratar la historia, para conocer el grado de socialización que tienen desde el punto de vista del género como categoría social construida. (La portada del cuento es un cochecito de bebé rosa con un bebé elefante dentro).

    Colores: el rosa y el azul. Se hará al alumnado algunas preguntas como:
            - ¿Qué cosas de nuestro entorno son de esos colores?
      -          - ¿Qué pintarías de color rosa? ¿y de color azul?

      Cuando éramos pequeños y pequeñas. Hacer un mural colectivo con fotos aportadas por el alumnado de cuando eran bebés. Una vez hecho el mural, hablar sobre las fotos:

      -          - ¿Quién sacó la foto, mamá o papá?
      -          - ¿Quién está?
      -          - ¿Quién le da el biberón?
      -          - ¿Quién lleva el cochecito?

      También se puede ampliar la reflexión al entorno más inmediato del alumnado, planteando preguntas como:
      -          - ¿Quién conduce el coche cuando va toda la familia, papá o mamá?
      -          - ¿Quién te cuida cuando no estás bien, papá o mamá?

      Lectura de imágenes: analizar la expresión de la cara de la elefanta Margarita, como va cambiando a lo largo del cuento de triste a alegre. ¿Cuándo está Margarita alegre?

      ¡A dibujar! Que dibujen lo que más le ha gustado del cuento y que enseñen sus dibujos al resto de la clase explicando por qué han realizado ese dibujo.

      Pensemos un poco…
      -          - ¿Cómo es Margarita al principio de la historia?
      -          - ¿Piensas que Margarita era diferente al resto de las elefantas?
      -          - Margarita comía flores pero no se volvía rosa. ¿Crees que ella estaba triste porque quería ser rosa o porque por no serlo su mamá y su papá se enfadaban?
      -          - Cuando tú no haces algo bien en casa, ¿quién te riñe? ¿quién te dice cómo tiene que hacerse bien? ¿Quién se enfada?
      -          - ¿Por qué crees que Margarita se fue del vallado? ¿Crees que su decisión fue valiente?
      -          - ¿Por qué al principio las otras elefantas miraban a Margarita con desaprobación y después con envidia y al final salen todas del vallado y se van con Margarita?
      -          - ¿Esperabais que la historia terminase así?
      -          - ¿Qué es lo que más os gustó del cuento?
      -          - ¿Cuál es la moraleja del cuento?

      ¡A investigar! A partir del cuento se puede comenzar una investigación sobre los elefantes, para conocer que en realidad es la elefanta más vieja y más sabia la que dirige la manada; que los machos no están en la manada (solo hembras y cachorros) y quelas diferencias entre crías de elefantes son mínimas por el tamaño y los colmillos, sólo se distinguen al hacerse adultos.

      Marionetas de palo. Dibujar a la elefanta Margarita, otras elefantas, el papá y la mamá de Margarita y algunos de los animales que viven libres. Colorearlos, recortarlos y pegarles un palo para convertirlos en marionetas. Preparar una mini representación de la historia.


      Los juegos. Los elefantes juegan libremente mientras las elefantas están en el vallado mirándoles cómo ellos juegan y se divierten. ¿Te parece justo? ¿Crees que hay juegos de niños y de niñas?


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