CUENTO CON ACTIVIDADES: UNA FELIZ CATÁSTROFE
Antes de la catástrofe, la familia Ratón vivía en una modesta madriguera, entre la cocina y la alacena, en una lujosa casa de un barrio elegante.
El señor Ratón era un hermoso ratón y estaba orgulloso de sus bigotes y su buena voz. La señora Flora Ratón, dócil y obediente, tenía la madriguera ordenada, y a sus niños – Teddy y Toby- y a sus niñas – Nancy, Nora, Nelly, Nuri, Nanette, y Nina- limpios y aseados.
El señor Ratón era un hermoso ratón y estaba orgulloso de sus bigotes y su buena voz. La señora Flora Ratón, dócil y obediente, tenía la madriguera ordenada, y a sus niños – Teddy y Toby- y a sus niñas – Nancy, Nora, Nelly, Nuri, Nanette, y Nina- limpios y aseados.
Antes de la catástrofe, los días
eran aburridos en Casa Ratón, y terminaban siempre con una cena suculenta, que
había tenido a la señora Ratón atareada durante toda la tarde. El señor Ratón
era amante de la buena mesa.
Los niños admiraban sus bigotes y
lo listísimo que era, cuando, con aires de importancia, probaba la sopa y
decía: “Flora, aquí falta un poco de perejil picado, añadido en el último
momento y un chorrito de aceite de nuez”.
Después de la cena, el señor Ratón
les contaba a los niños sus aventuras de juventud. Las pirámides en las que
nunca había entrado el hombre pero que eran visitadas a diario por el señor
Ratón. Las bodegas de los barcos piratas, en las que el señor Ratón había dado
varias veces la vuelta al mundo. Y aquella vez en la mezquita de Estambul. Y
los primeros pasos por la luna escondida en la bota del astronauta Armstrong. Y
aquella historia con el gato atigrado en la Opera de París.
No era que la señora Flora se
aburriese. Ni mucho menos que conociera ya todas las historias del señor Ratón
(¡si cada noche había una nueva!). Pero cuando se hacía tarde, tenía que
levantarse de puntillas y empezar a recoger la mesa. Y si se caía la tapa de un
puchero, el señor Ratón se interrumpía con aire resignado, y los niños decían:
“¡mamá, ten cuidado! ¡Está hablando papá!”
El señor Ratón era presidente
honorario de la OPEDRAM (Oficina para el Desarme de las Ratoneras de Muelle).
La Opedram era una sociedad que no vendía nada, no compraba nada y no producía
nada. Y como los hombres habían inventado otras maneras para acabar con los
ratones y nadie usaba ya ratoneras a muelle, desarmarlas no daba mucho trabajo.
Antes de la catástrofe, el señor
Ratón salía todas las mañanas hacía su oficina nerviosos y con prisas, porque
decía que estaba llegando tarde. (La oficina estaba en una madriguera del
segundo piso de la casa.) Y todas las tardes, antes de la catástrofe, volvía
cansado y preocupado. La señora Flora le preguntaba “¿Cómo va el trabajo? y él
respondía con un gruñido. La verdad era que el señor Ratón estaba cansado.
Quería tranquilidad, quería su periódico, sus zapatillas, oír las noticias en
la radio, quería orden, calma, los niños quietos, un aperitivo, un cigarrillo.
Y la cena.
Y la vida seguía en casa Ratón.
Por la noche los niños soñaban en las prodigiosas aventuras del señor Ratón, y
se dormían pensando “mi papá es un tipo estupendo”
Pero entonces se produjo la
catástrofe. Lo inesperado. Lo indecible. Toda el agua el mundo se metió en la madriguera.
Se había roto una tubería, y en unos segundos el hogar de la familia Ratón
quedó destruido y a la deriva. Se asustaron muchísimo. Pero ¿dónde estaba papá?
Papá estaba en la Opedram. Y la señora Flora tuvo que organizar solo el
salvamento de los ocho niños.
Una hora después se habían refugiado
todos en el cajón de un viejo armario arrinconado en el desván. Y aquella misma
noche habían improvisado unas camas para los niños y la sopa estaba puesta al
fuego.
El señor Ratón llegó muy tarde.
Había encontrado la madriguera inundada. Y había buscado a su familia por toda
la casa. Se había llevado un susto terrible. Le habían guardado un poco de sopa
y se la comió en silencia. Aquella noche nada de radio, nada de periódico, nada
de aperitivo y nada de zapatillas.
Y después la vida se volvió a
organizar dentro del cajón. Pero todo era distinto. Como no tenía pucheros, ni
sartenes, ni olla a presión ni espaguetis, la señora Flora se dedicó a explorar
los alrededores en busca de una nueva madriguera. Seguida de los niños, hacía
unas expediciones cada vez más largas. Después se aventuró a salir del desván y
siguió explorando la casa.
Eran aventuras de verdad.
Encontraban perros y gatos, entraban y salían de cestos y de cajas, subían y
bajaban escaleras, descubrían cartas viejas y juguetes rotos, comían y bebían
lo que encontraban. De regreso en el cajón, los niños comentaban excitadísimos
las aventuras de la jornada. Se estaban divirtiendo como nunca.
En un cesto lleno de juguetes
habían encontrado una guitarra y la llevaron al cajón. La señora Flora compró
inmediatamente el “Manual de guitarrista moderno” y en tres días Nuri y Nelly
aprendieron a tocar bastante bien la guitarra. Toby y Teddy descubrieron que
tenían buena voz. Y del cajón empezaron a salir los ecos de conciertos y
canciones.
A la vuelta de la Opedram, el
señor Ratón encontraba a sus hijos tan excitados que renunció a que se
estuvieran quietos. Renunció también a la radio, porque ahora, las canciones y
la guitarra sonaban fuerte, y renunció a las zapatillas, que se habían perdido en
la catástrofe. Pero no quería renunciar a la buena sopa. Y puso manos a la
obra.
Hizo pruebas y más pruebas, y
tardó en conseguir que le saliera como a la señora Flora. Pero, cuando lo
logró, fue todo un éxito. Y a partir de entonces el señor Ratón hablaba y no
paraba sobre sus proezas culinarias. Y los niños mayores movían sonriendo la
cabeza y murmuraban: ¡el bueno de papá, siempre con sus historias!
ACTIVIDADES:
PARA LA ETAPA DE INFANTIL Y
PRIMARIA
En este caso, podemos utilizar el
cuento con imágenes, para que les resulte más atractivo a los niños
1. Se entregan imágenes del cuento: deben
escuchar y observar las imágenes para anticipar secuencias.
2. Redactar otros finales posibles para el
cuento.
3. Hacer una representación teatral del cuento.
PARA LA ETAPA DE LA E.S.O.
1. ¿Cómo se representa a la familia ratón? ¿Y al
padre? ¿Y a la madre?
2. En la vida real ¿ocurre lo mismo?
3. ¿Qué podríamos considerar una “catástrofe” en
la vida real?
4. ¿Cómo se distribuyen las tareas del hogar en
vuestra casa?
5. ¿Colaboras en casa? ¿Qué haces exactamente?
6. ¿Crees que las tareas domésticas es cosa de
dos, es decir, de ambos sexos?